miércoles, 17 de marzo de 2010

"Generemos conciencia y responsabilidad" por el Dr. Carlos Alberto Pérez

Es nuestro deseo realizar una reflexión en relación al tránsito en nuestra ciudad y los numerosos accidentes que aquí ocurren e involucran motos.
Quisiéramos preguntarle a nuestros gobernantes, a nuestros vecinos y a toda la comunidad: ¿no les preocupa al salir de sus hogares ver que la mayoría de los motociclistas no usan casco?, ¿no les aterra ver esas motocicletas trasladando a familias enteras, incluso con bebes en sus brazos con los riesgos que esto acarrea?

No se a ustedes pero a nosotros, SI.

A diario ingresa en el hospital zonal un herido por accidente de transito, En la mayoría de los casos es un motociclista. Más del 90% no llevan casco. En los últimos meses el resultado de muchos de ellos ha sido la muerte de un menor y varios traumatismos de cráneo grave.
El elevado número de motos y ciclomotores que hoy transitan las calles de la ciudad se debe, entre otras cosas, a la posibilidad de acceso a este tipo de vehículos por su costo, la necesidad de cubrir distancias más largas en la ciudad, la facilidad de maniobra y la aparente sencillez de su manejo.
Las motos y ciclomotores son medios de transporte muy usados por los adolescentes ya que por no tanto dinero, los ayuda a transitar acortando distancias y haciendor más prácticos sus desplazamientos.
Pero aunque cuente con estas "virtudes" no debemos olvidar que la moto es un vehículo muy peligroso, lo que lleva a la inconciencia de muchos. Incluso usando casco, los golpes que podemos tener en un accidente son muchísimo más graves que los que podríamos tener viajando en un auto.
Por lo general cometemos el error de asociar la moto con la diversión, tomando a este vehículo como el ideal en verano, en vacaciones, en salidas con amigos, etc. Pero lamentablemente no pensamos en la forma de cuidarnos o protegernos en caso de un accidente, dejando de lado el uso del casco por incomodidad, calor o falta de costumbre.
La incomodidad aparente es sólo la falta de costumbre. Con el casco adecuado a nuestra cabeza, poco a poco, su uso se transformaría sin duda en un hábito.
El casco es una prioridad a la hora de subirnos a un ciclomotor. Y aunque siempre se hable de las posibles desventajas que puede tener como la falta de visibilidad o la sordera, esto no es así.
El casco, contrariamente a lo imaginado, al actuar como caja acústica aumenta la recepción de aquellos sonidos a los cuales debemos prestar atención cuando manejamos, como pueden ser la bocina de otro vehículo o la sirena de una ambulancia.
Por otra parte, correctamente colocado, no produce reducción del campo visual principal. A lo que sí debemos acostumbrarnos es al ejercicio de girar la cabeza de un lado a otro en las esquinas, para ver los vehículos que nos pueden sorprender a los costados.
Es muy común pensar que si vamos a un lugar cerca de nuestro domicilio el uso del casco es innecesario. Pero este pensamiento es erróneo, pues la mayoría de los accidentes con motos ocurren en las ciudades, (estos estarían dentro del 85% de los casos), cerca del lugar donde vivimos, trabajamos o estudiamos, y el motivo es que en la ciudad es donde se concentra el mayor número de automóviles y por ende existe una alta probabilidad de sufrir un accidente de tránsito.
Imaginar que en un traslado corto y a velocidad reglamentaria (no usando casco), un accidente no implica lesiones graves, es totalmente incierto ya que tener una colisión a 45 Km/h equivale a una caída de un cuarto piso de un edificio.
El casco, en accidentes urbanos a esas velocidades o menores, cumple con la misión de absorber parte de la energía del impacto. De esta forma hace que un simple resbalón de un ciclomotor en una esquina no termine en accidente fatal o con graves consecuencias físicas para el conductor.
Con el casco puesto probablemente nuestro único costo sea comprarnos otro casco.
Debemos acostumbrarnos al uso del casco como si fuese un elemento accesorio a nuestro cuerpo.
Debemos asimilarlo como elemento indispensable para nuestro desplazamiento por más cortos que éstos sean.
Hay muchas excusas para no usar el casco y una sola para refutarlas: NUESTRA VIDA.
Debemos, a través de las autoridades correspondientes, exigir el uso del casco como así también controlar la cantidad de personas que transitan en cada vehículo.
Debemos generar conciencia a través de campañas informativas y de educación vial.
No podemos seguir perdiendo más vidas.
No podemos seguir sumando más ciudadanos víctimas de accidentes que traen secuelas irreparables.
No podemos permitir que más niños pierdan a sus padres o, lo que es más doloroso, que un pequeño pierda su vida por la irresponsabilidad de un mayor.
No podemos esperar más.
Necesitamos acciones ahora.
Sin excusas.


Porque en ello va la vida de nuestros vecinos.


Concepción del Uruguay, marzo de 2010.-


Dr. Carlos Alberto Pérez


Instituto Regional de Estudios Nacionales
(IRENa)

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