lunes, 26 de julio de 2010

El Instituto Regional de Estudios Nacionales (IRENa) recuerda en este 26 de julio el paso a la inmortalidad de Eva Duarte de Perón, texto de Carla Malugani y Graciela Guerrero

Transcurridos 58 años desde la desaparición física de la compañera Eva Duarte de Perón, “Evita”, aquel sábado 26 de julio de 1952 quedará en el inconsciente colectivo como el día en que la abanderada de los humildes dejara un recuerdo que marcó la historia de la República Argentina, siendo su nombre sinónimo de lucha inclaudicable y justicia social.

Eva Duarte - la mujer que supo interpretar el pedido de justicia que provenía de las voces de los descamisados, de las mujeres, de los niños y de los ancianos - dividió la historia argentina inclinando la balanza a favor de los excluidos y los marginados. Reivindicó el protagonismo de las mujeres a través de la promulgación del voto femenino y la profundización de sus derechos políticos. En la ceremonia en la que recibió el texto de manos del Presidente Perón, dijo: “Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por ello hay en ella crispaciones de indignación pero también alegre despertar de auroras triunfales”.

Su lucha fue más allá de una cuestión de género. Con su accionar impulsó leyes de protección a los ancianos y a los niños. La síntesis de su obra se registra en la creación de la Fundación de ayuda social “Eva Perón”, institución dadora de rápida y concreta asistencia obviando toda vía administrativa y burocrática del Estado. Fue una herramienta fundamental de la nueva Argentina. Junto con Perón, inauguró decenas de escuelas y talleres-escuela, centros de recreación y educación física para niños y jóvenes, hospitales, programas de salud, guarderías y campeonatos deportivos, en clara política inclusiva de aquellos que eran considerados clase subalterna de los dueños del poder.

La presencia de Evita era enorme y sobrevolaba cada rincón. Decía entonces que “el peronismo no se aprende ni se proclama. Se comprende y se siente (...) No quiero para el peronismo a los ciudadanos sin mística revolucionaria (...) Peronismo es la fe popular hecha un partido, en torno a una causa de esperanza que faltaba en la patria. Si el pueblo fuera feliz y la patria grande, ser peronista sería un derecho. En nuestros días ser peronista es un deber”.

Sus intervenciones despertaron odios y amores y como ninguna otra mujer supo ocupar el centro de la escena política, con su voluntad transformadora y transgresora.

Hoy más que nunca, como mujeres, como peronistas y como parte de un proyecto de nación con decisión soberana, reafirmamos las banderas y el carácter identitario de la filosofía esperanzadora, revolucionaria, emancipatoria y solidaria de Eva Perón que perdura en nuestros corazones y la memoria de nuestro pueblo.

La mujer del Bicentenario, la abanderada de los humildes, la capitana, la compañera “Evita”, debe seguir siendo la luz que guíe los actos diarios y cotidianos de nuestro pueblo y de cada uno de los que conformamos el movimiento de masas más grande de Latinoamérica, el Movimiento Nacional Justicialista.

                Carla Malugani                                                       Graciela Guerrero

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